Me ahogan los aullidos que no doy,
me pierdo en laberintos que no existen,
y el silencio
propio y ajeno
me sepulta.
Las palabras no pueden resistir
tanto encierro.
Mejor paso al plan B.
miércoles, 27 de junio de 2012
La hija del cartero
Con treinta eneros
de soltería
recostada sola
en su habitación
los pechos firmes
que nunca supieron
de besos tibios
ni caricias furtivas
la hija del cartero
se masturba
leyendo cartas
de amores febriles
que nunca llegaron a destino.
Toda una vida en una breve crónica de sí misma. Me gusta.
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